martes, 19 de octubre de 2010

EN BUSCA DE UNA SALIDA

Con tan solo 7 años de edad mi vida empezó a dar giros inesperados; vivía con mi madre Cecilia Chávez, mi hermana menor Katherine y mi abuela Graciela, vivíamos en arriendo en una pequeña casa en el barrio San Francisco en la localidad de Ciudad Bolívar, era una casa muy pequeña con una sola habitación y un baño, teníamos 1 cama doble y una colchoneta, nuestro estado económico no nos permitió tener más comodides que estas.

Vivía en un infierno mi madre era una alcohólica, drogadicta y nunca llego a preocuparse por nosotros y a mi padre nunca lo conocí, le pregunte a mi mamá una y otra vez por él y lo único que nos decía es que no quería hablar de eso y fue así como nos escondió la identidad de nuestro padre toda la vida.

Pasaron 2 años y vivíamos encerrados en esa habitación todos los días, mi hermana y yo nunca tuvimos una educación hasta que mi madre nos hablo de un hermano que decía tener en los Estados Unidos (Texas) y nos dijo que salíamos de viaje para allá al día siguiente según ella quería que nosotros recibiéramos una buena educación y contentos pensado que por primera vez íbamos a un colegio fuimos a alistar la poca ropa que teníamos 2 o 3 prendas.

Salimos al día siguiente muy ansiosos mi madre no fue, solo fuimos mi abuela, mi hermana menor y yo al llegar a los Estados Unidos mi tío estaba en el aeropuerto con un letrero que decía familia Chávez, pasaron 1, 2 y hasta 3 meses y nunca fuimos a la escuela, mi tío Alberto nos puso a trabajar vendiendo dulces en los semáforos y fue ahí donde empezamos a conocer el mundo de las drogas, el alcohol y la delincuencia, mi abuela seguía vendiendo dulces en los semáforos mientras Katherine y yo gozábamos de la vida, para nosotros la droga era nuestra única salida, nuestro única esperanza de vida; pasaron 5 años y ya no volvimos a trabajar ni a llevarle los producidos a nuestro tío a él solo le interesaba cuanto ganábamos por día, al ver la situación mi tío nos devolvió para Colombia (Bogotá), y llegamos a la casa de mi madre pero una sorpresa nos venimos a dar cuando nos presento a su nuevo novio Marcos Martínez un hombre trabajador y luchador que intento cambiar la vida de mi hermana y la mía, muchas veces nos llevo a centros de rehabilitación con la expectativa de que nos regeneraramos; mi hermana Katherine se pudo rehabilitar pero yo desafortunadamente no lo logre pasaron 7 meses y seguía con las drogas pero iba de mal en peor, empecé a atracar, a sacar las cosas de mi propia casa, pasaron lo meses y mi casa empezo a ser la calle me aparecía cada 15 días en la casa para sacar lo que podía y asearme.

La situación se salió de control tanto así que mi familia se resigno y se trastearon a unos apartamentos del barrio Tunal.

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